La inteligencia emocional nos da herramientas para adquirir una comprensión amplia de la realidad que nos faculta para dar lo mejor de nosotros mismos sin morir en el intento. El estrés no se da estrictamente solo por un exceso o cúmulo de trabajo sino fundamentalmente por la incapacidad de gestionarnos en el tiempo que nos es dado junto con nuestros miedos e incertidumbres. Las competencias de la Inteligencia emocional tales como el autoconocimiento, autogobierno, la motivación, la empatía, la gestión de las relaciones, la capacidad de influir positivamente en los demás así como la propia gestión de la comunicación, devienen una URGENCIA para el desempeño cotidiano y no caer en la ansiedad, el aceleramiento, la inquietud constante y la depresión.
En el ejercicio de las competencias mencionadas nos habilitamos para generar relaciones sanas y maduras donde la responsabilidad, eficacia y satisfacción común del trabajo en equipo, suponen la piedra angular de un entorno libre de toxicidad y abierto a la inspiración, la cooperación y la creatividad. Todos vivimos sometidos a intensas presiones del entorno, tanto profesional como personal, pero la ACTITUD que decidimos adoptar es lo que lo cambia todo.
¿Te atreves a salir de tu zona de confort? ¿Vives a sobrevives?
Hay que prepararse; hay que formarse para llegar a transformarse.
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