El pasado jueves 16 de Abril, ante más de 200 personas, Óscar Corominas impartió una conferencia en el salón de actos “Afundación” de la ronda de Nelle, en La Coruña. La conferencia, que iba destinada a todo tipo de público, suscitó mucho interés entre los oyentes.
Óscar presentó un abanico muy amplio de temas, de tal forma que la mayor parte del público presente se pudiese sentir interpelado en uno u otro aspecto. La finalidad era llamar la atención y hacer reflexionar a la gente sobre los aspectos importantes de su vida. Sin esa reflexión, a veces invisible y evidente, vivir la vida se puede convertir en supervivencia.
Como afirmaba Óscar, la autoconciencia es una de las capacidades más propias del ser humano. El hombre es el único ser vivo que piensa que piensa y que es capaz de pensar en lo que piensa y cómo lo piensa. La persona sabia es la que es consciente verdaderamente de lo que sabe y lo que no sabe. Así, es más sabia aquella persona que sabiendo poco sabe lo poco que sabe, que el que en teoría se considera a sí mismo el más sabio entre los sabios. Este es el sentido de la famosa frase de Sócrates, “solo sé que no sé nada”.
Por todo ello la reflexión se convierte en algo fundamental para nuestra vida. Como afirmaba también Óscar, “el que nos mueva un ideal en la vida puede nacer simplemente de una pregunta que nos hagamos”. Así lo hizo Viktor Frankl, sin ir más lejos, cuando dentro de un campo de concentración, y en medio del infierno que estaba viviendo, se preguntó a sí mismo; ¿qué es lo que nadie me puede robar? Descubrió algo fundamental: él era libre, y como tal dependía de él ser feliz o no serlo, ser el dueño de su vida o no serlo. Hacerse consciente de ello le permitió vivir, aun en medio de la adversidad.
Para vivir verdaderamente, y no simplemente sobrevivir, debemos reflexionar sobre cómo estamos viviendo nuestra vida. ¿Qué es lo que nos preocupa?, ¿sabemos priorizar?, ¿qué consecuencias tienen nuestros actos, nuestra respuesta ante las situaciones adversas?, ¿en qué empleamos el tiempo, por qué y para qué? Óscar quiso dejar muy claro en este punto una cuestión que suele aflorar en muchas de sus sesiones y conferencias: la cabeza del ser humano sólo está diseñada para vivir en presente. Una persona sólo se puede completar en el día que le es dado. Un ejemplo muy evidente ocurre en el trato con las personas: cuando estamos con una persona, si de verdad queremos encontrarnos con esa persona, nada más existe; la escucho y no estoy a nada más… No pienso ni siquiera en cómo le voy a responder, simplemente escucho. Así es posible ver al otro desde cómo es él, lo que permite generar un marco de realidad nuevo y diferente al propio. No se ve al otro desde cómo soy yo, lo que supondría un empequeñecimiento de la realidad.
El mundo, la realidad que nos rodea, está llena y cargada de matices. Eso no es en ningún sentido negativo, más bien lo contrario. Según Óscar, vivir es poseer esa actitud de apertura a la realidad diversa, en la cual el papel que juegan las personas es fundamental. Hay que perder el miedo a abrir una brecha en nuestra vida y ser capaces de ver cosas nuevas y formas de completarse. Cuando una persona es capaz de vivir cada minuto de forma intensa, esa persona es feliz porque está viviendo el tiempo presente. El que se abre a la totalidad, al misterio, es el que es capaz de vivir verdaderamente.
La recomendación final de Óscar: que nos hagamos como niños. Sólo así podremos ver las cosas de forma simple, la humildad es una forma de no caer en la ignorancia y saber cuál es nuestro lugar en el mundo. Todo esto debemos confrontarlo al positivismo radical que domina hoy la mayor parte de nuestra cultura. Tratemos de recuperar esa forma de inteligencia fundamental y olvidada; la inteligencia contemplativa, con ella es posible una forma de vivir en la Realidad que no permite la mera razón.
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