Por su interés, publicamos, después de un trimestre de talleres, algunas de las primeras conclusiones de los asistentes al seminario de formación en Inteligencia Emocional en las escuelas, dirigido a padres de familia:
A. comenta que le sirvió y dio luz el ejemplo que puso Óscar para, en un momento dado, desviar la atención del niño cuando está obcecado con algo: “¡Ayúdame a elegir una corbata!”, le dijo. Su hijo se sintió importante, olvidó el problema que tenía y centró su atención en algo constructivo y que al tiempo constituía un vínculo de unión con el padre.
B. explica que su hija se levantaba reiteradamente con pesadillas, y fruto de la invitación que hicimos en uno de los talleres a recurrir a la imaginación para educar, nos dice: “Cogí el monstruo, lo envolví en una sábana y lo tiré por la ventana.” El padre recurrió a la imaginación… y ella se liberó del monstruo.
C., una madre, explica que los talleres le están sirviendo para centrarse en las fortalezas de su hija, y no tanto en las áreas de mejora. “Empezando por mí, dice”. Una vez trabajada la madre, más posible se hace renovar la comunicación con su hija.
D. explica que básicamente le ha servido para crecer en autocontrol. Está aprendiendo a tomarse las cosas con tranquilidad, y para ello ha encontrado recursos: “tomar algo, dar un paseo, en lugar de criticar y gritar, miro a los aviones, al cielo, me aíslo durante unos minutos… Esto te vale para por la noche estar más tranquilo. Juego con los niños al escondite, antes no los veía… Soltando el control he ganado calidad de vida…” “¡Me han cambiado a mi marido!” dice su esposa. ” En tres meses, pensaba que el cambio llegaría en junio… pero ha llegado antes… no ha costado tanto. Perder los miedos, no pasa nada… Y si pasa, se le saluda… “Una de las claves del cambio de D. es que tenía muchas ganas de cambiar, y el seminario le ha llegado en el momento ideal.
E. nos cuenta: “Estoy aprendiendo a bailar” (pq soy hemisferio izquierdo…) y hacerlo me sirve para aplicarlo en casa, con mi hijo de 2 años, con mucho sentido musical. Soy analítica, concreta… Necesito ser creativa, y no lo soy…” El seminario le está ayudando a liberar su creatividad.
F. explica que su reto es “buscar tiempo para mí… no lo consigo. No acabo de conseguirlo porque no me doy prioridad, me gustaría hacer algo creativo. Ese es mi reto ahora. Tengo la creatividad como asignatura pendiente, por motivos familiares. Mi madre era muy creativa, mi hermana era la que dibujaba bien, y yo ni lo intenté… y sin embargo, quizás yo también…”
G. explica que aprende a ser más transigente, y nos pone el ejemplo de madrugar por las mañanas: “Transmites tus propias frustraciones, cuando gritas. Ahora lo gestiono mejor y llegamos igual de justas en cuanto a la puntualidad al colegio, pero ya no enfadadas.”
H. explica que el seminario le está sirviendo para “saber esperar. Distanciarte de determinadas situaciones, pero después abordarlas. Y nos explica cómo resolvió un conflicto después de 13 días, y no en caliente, pero sin guardarse las cosas dentro.” También le está sirviendo para su propio reciclaje profesional.
I. explica que le sirve para controlar su temperamento: tiempo y paciencia. “¡No tengo paciencia. Quiero las soluciones ya! Ya no digo a mi hijo “eres un pesado”. Cuando lo dijiste se me clavó.”
J. explica que le sirve para dar gracias. Centrarme en lo positivo y descartar lo negativo o tóxico. Saber que haciendo cosas nuevas puedes transformarte y transformar también tu entorno.
Georgina Trías
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